Locuras Paternas por Carlos Cordente 28 de Marzo de 2014 El País Blog Deportes
A veces aparecen llamativas y
preocupantes (al menos para mí) noticias acerca de récords de precocidad en
conseguir determinados logros teóricamente reservados a adultos expertos. No
hace mucho oímos hablar de un niño de 9 años que había conseguido coronar el
Aconcagua (6960m). El mundo de las carreras no es ajeno a este absurdo ya que
en los últimos tiempos se ha informado de que un niño de 5 años había terminado
una media maratón en 2h22min; otro de 6 hizo lo mismo en 2h19min y otro más de
la misma edad fue capaz de terminar (llorando) la maratón de Taipei.
Es evidente que la capacidad de
resistencia infantil es mucho mayor que lo que la mayoría de las personas
imaginamos. Sin embargo, en mi opinión, tanto la preparación para estas gestas
como la realización de las mismas es de tal magnitud que debería literalmente
constituir un delito por exposición del niño o a la niña a un estrés
absolutamente innecesario y, en muchos casos, a un peligro para su salud.
Cualquiera que conozca el deporte
infantil sabe de la enorme influencia que ejercen los padres sobre sus hijos.
Lamentablemente, esta influencia no siempre va en la dirección adecuada y no
son extraños los casos de niños o niñas que practican sin verdadera afición un
deporte presionados por unos padres que quieren ver triunfar a sus hijos allá
donde ellos, los mayores, creen tener una deuda pendiente. Lo peor de todo esto
es que la presión que ejerce este tipo de padres suele ser inconsciente y si se
les insinúa la cuestión, la negarán totalmente aduciendo que el niño es quien
decide en esta materia y que ellos simplemente apoyan y acompañan al menor. Por
cierto, esto no sólo ocurre en el deporte, sino también en otros ámbitos de la
vida.
Particularmente, me da igual que
el niño diga que disfruta con el tema. ¿Quién decide realmente que un niño de
10 ó 12 años (no digo ya 5 ó 6) realice una maratón? Los padres. ¿Cuál es
realmente la capacidad de un niño de esta edad para valorar las consecuencias
de una decisión de este tipo? Ninguna. El niño hará lo que sea con tal de
agradar a sus padres e incluso creerá disfrutarlo. Un niño no debe dedicarse a
correr maratones ni nada que se le parezca sino que debe realizar las
actividades físicas propias de su edad, ni más ni menos.
A los 5 años un niño debe jugar
en el parque y en el cole con el fin de estimular su motricidad y, con ella, el
desarrollo de su plástico cerebro. Más o menos hasta los 10 años deben primar
los juegos y ejercicios coordinativos que implican el aprendizaje de
movimientos cada vez más complejos que enriquezcan el vocabulario motor del
niño.........
Para seguir leyendo http://blogs.elpais.com/los-pies-de-bikila/2014/03/locuras-paternas.html
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