Consumimos 250 caloría menos que
hace 20 años, pero cada vez estamos más gordos. Suena a contradicción pero es
el resultado de las nuevas modas, de la incursión de nuevos hábitos en el
terreno social que afectan a nuestra calidad de vida desde la infancia.
Las chuches y los videojuegos no
son una buena combinación. En las últimas dos décadas, la tasa de obesidad ha
crecido de un 17 por ciento a un 21. Una cifra que se aproxima a la que
mantiene el país líder en fast food: Estados Unidos. "Allí el índice medio
ronda el 33 por ciento. En España, aunque aún estamos lejos, hay comunidades
que se aproximan al porcentaje estadounidense. Canarias, Andalucía y
Extremadura se acercan al 30", asegura Miguel Ángel Rubio, coordinador de
Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. El
doctor, así como la mayoría de nutricionistas, señalan un claro causante: el
sedentarismo. La vida activa ha pasado a un segundo plano y eso le está pasando
factura a la mayoría de los jóvenes que no son conscientes de los problemas
metabólicos derivados del exceso de grasa. Agustín Gómez de Cámara, médico del
Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital 12 de Octubre, exonera a la
dieta mediterránea de este problema acuciante: "La alimentación
tradicional se mantiene aunque consumimos menos hidratos de carbono de los que
deberíamos y sobrepasamos la cantidad de grasa recomendada en cada
comida".
EL PELIGRO DE LOS PRECOCINADOS
La solución, apuntan los autores
del IV Estudio Drece (Dieta y Riesgo de Enfermedades Cardiovasculares en
España), es la educación en buenos hábitos alimentarios e imponer en las casas
comidas elaboradas. Huir de los precocinados y apostar por los platos de
cuchara. Dar a los niños una tostada con aceite en el desayuno en lugar de
optar por lo fácil, la bollería industrial. La teoría se conoce, pero su
aplicación es más difícil. No sólo por la facilidad que ofrecen los productos
'listos para comer' sino por la dificultad que tienen las familias para crear
costumbres y conseguir que los niños sean conscientes de la importancia de una
buena alimentación. La hegemonía de la televisión y del ordenador en lugar del
deporte y de las actividades al aire libre, tampoco ayudan. Miguel Ángel Rubio
insiste en que este hecho puede, a su vez, incitar al "sobreconsumo
inadvertido de picoteo" y que, normalmente va acompañado de refrescos.
Otro de los alimentos que, de acuerdo con el estudio sigue aumentando año tras
año y que preocupa a los expertos porque las bebidas azucaradas, en especial
las coca-colas y los zumos, se han convertido en sustitutas del agua.
EDUCAR DESDE LA INFANCIA
Sólo el 43 por ciento de los
jóvenes de seis a 18 años realiza cinco o más sesiones deportivas semanales,
como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cifra que
aumenta entre los niños que ven a sus padres practicar alguna actividad física:
supera el 60 por ciento entre los adolescentes. Igual ocurre con la fruta y la
verdura. Se estima que ocho de cada diez niños detesta estos alimentos. El
porqué se achaca a su color, su textura y, en gran medida, a la imitación. Si
los adultos no las consumen habitualmente, ellos tampoco. Rubio insiste:
"Se trata de educar a la población desde la infancia introduciendo en el
currículum escolar aspectos del estilo de vida. Para ello son necesarias
medidas similares a las que se han puesto en marchas en el caso del tabaco, que
promueven la sensibilización por la comida saludable y unas actividades físicas
adecuadas".
En una sociedad en la que la
imagen lo es todo, el peso influye. El estudio Drece afirma que la percepción
de buena calidad de vida disminuye en consonancia con el sobrepeso. Por ello,
la tasa de obesidad desciende a medida que se alcanza la madurez. El informe
que se ha presentado explica cómo las mujeres comienzan a preocuparse por la
comida sana antes que los hombres y su consumo de productos desnatados, así
como de verduras y frutas es superior al de los varones a lo largo de toda su
vida. Pero, es habitual que, a partir de la menopausia e incluso un poco antes,
las mujeres se instalen en el sedentarismo. No así los hombres que mantienen un
ritmo más activo. Es contradictorio pero a pesar de que los hombres superan en
más de 150 gramos per cápita al día la ingesta de bebidas alcohólicas, su tasa
de obesidad es menor a la de ellas. Este tipo de bebidas, como también indica
el estudio, no ocupan el lugar predominante de hace años. El vino ya no forma
parte de las comidas. Le ha tomado el relevo la cerveza que, por su aceptación
social, se erige como la bebida alcohólica más consumida. Un reciente estudio
del fabricante Heineken revela que siete de cada diez españoles consumen
cerveza.
La finalidad del estudio que
contó con el apoyo de la ministra de Ciencia, Cristina Garmendia, y en el que
han participado un centenar de investigadores de numerosos centros de España es
conocer los riesgos a los que se enfrenta la salud de los españoles y, a pesar
de la alarmante tasa de obesidad, han descubierto la denominada 'paradoja
española': consumimos menos calorías pero aumentan los kilos de más. Aunque
nuestro país cuenta con el mismo porcentaje de población con sobrepeso, con
colesterol elevado o con hipertensión arterial que otros países del entorno,
presenta una de las cifras de mortalidad cardiovascular más bajas del mundo.
Esta es la segunda 'paradoja española'. El doctor Gómez de Cámara indica que
"probablemente exista un origen genético que lo explique, pero, el informe
refleja que los españoles, sobre todo las mujeres, presentan una de las cifras
de colesterol 'bueno' más elevadas respecto a otros países con mayor mortalidad
cardiovascular". Es del tipo HDL que protege frente a los problemas
cardíacos.
La reducción de los problemas de
corazón entre los jóvenes relega esta problemática a los mayores. Entre los
menores de 75 años toma fuerza otro de los males más extendidos, el cáncer.
Como apunta Miguel Ángel Rubio, esta enfermedad será la más letal "dentro
de cinco años". Hace 30 años la primera posición la ocupaba el ictus pero
"gracias a la gran labor sanitaria y a la mejora de los tratamientos,
apenas se registran casos", añade.
PIZARRA, UN PUEBLO CON SOBREPESO
La salud de los más de siete mil
habitantes de la población malagueña de Pizarra está en estudio desde los años
1994. Y es que en esta localidad, el 32% de la población es obeso, un
porcentaje que ha ido creciendo si lo comparamos con los datos registrados hace
seis años, en que padecía esta 'epidemia' el 27% de sus habitantes. También ha
aumentado en este municipio la diabetes tipo dos, la que afecta a los adultos
por llevar una mala dieta sin ejercicio. El porcentaje de diabéticos ha subido
seis puntos, (del 14% al 20%) y la incidencia de este trastorno es de 19 casos
por mil habitantes.
Autor: Belén
V. Conquero