"Mi nombre es Víctor Marín Casanovas. Soy de esos hombres que cuando
toca sentarse en los despachos de la gente importante, bajan la mirada y
se esconden las manos por la vergüenza que a veces me hace enseñarlas,
llenas de llagas y rasguños de tanto trabajar. Yo me senté en su mesa.
El
desprendimiento de un muro en la carretera de acceso al castillo de la
ciudad que usted gobierna me hizo venir corriendo hasta Xàtiva. Había
que hacer una actuación de urgencia, había que estabilizar la zona del
desprendimiento para evitar que fuera a más y cortara completamente la
carretera de acceso. Con la ayuda de su secretaria y el informático,
pudimos terminar rápidamente un pequeño presupuesto para poder poner
manos a la obra y hacer una actuación de urgencia.
Sentados a su
mesa, yo le expliqué en qué consistían cada una de las actuaciones
descritas en la oferta, el saneamiento del talud, los anclajes, el
hormigón proyectado, etc . Usted dio el visto bueno y me lo firmó con la
condición de que la actuación fuera inmediata. Y así fue, a los pocos
días el problema ya estaba resuelto.
Puede que con estos datos que ahora le he dado pueda recordarme o al menos sabe de lo que estoy hablando.
Este
sábado he vivido el peor episodio de mi vida. Se me ha matado un hijo
en la carretera. Un joven de veinte años, deportista, buena persona,
amigo de todo el mundo. Cuando digo de todos quiero decir de todos, de
catalanes, de valencianos, de madrileños y de todos los países y de
todos los colores.
Mi hijo se llamaba
Nil Marín
López- Pastor, nacido en Mataró, catalán de raíz, bisnieto de aragonés y
nieto de andaluces por parte de madre. Estudió en los Maristas de
Mataró y actualmente cursaba tercero de ciencias de la actividad física y
el deporte en la Universidad de Girona.
Como padre, yo no sé si usted
lo es, imagínese el dolor que en estos momentos tengo dentro de mí.
Mientras escribo esta carta debo secar las lágrimas que me bañan las
gafas que llevo para poder ver de cerca. Mi hijo era el portero del
filial del Girona FC, era aquel chico de veinte años muerto el sábado
por la mañana cuando iba a entrenar, al que los jugadores del FC
Llagostera, compañeros y conocidos de Nil querían rendir un pequeño
homenaje con un minuto de silencio antes de empezar el partido contra su
equipo, pero usted se negó diciendo "si ha fallecido un portero del
Girona lo sentimos, pero no nos incumbe", que si tan importante era para
ellos hacer este pequeño homenaje que lo hicieran el día que jugaran en
casa.
Pues sí, allí le haremos este pequeño homenaje, pero seguro
que no voy a bajar la mirada ni me esconderé las manos, las llevaré
como siempre con rasguños, bien desnudas y orgullosas de trabajar para
quien sea, sean catalanes, valencianos, madrileños, de un color o de
otro.
Nil era catalán, y mucho, como yo lo soy también, y lo era
el día que me senté a su mesa para ayudarle a resolver un problema.
Porque nosotros, los catalanes, tanto si somos o no independentistas,
somos gente de alma, carne y hueso, como ustedes, ustedes que el domingo
nos hicieron discriminar como dicen en algunos tuits, que dicen que
este portero era un nacionalista y que no tenía cabida hacerle un
homenaje en su casa.
Seguro que aquel 19 de noviembre de 2012 a
usted le habría importado bien poco saber si yo era o no era
nacionalista, si mis hijos lo eran o no.
Pues hoy, aquel hombre de las
manos reventadas continúa con el teléfono en las manos por si alguien de
Xàtiva, de Madrid o de Sevilla lo necesita y lo puede ayudar. Ésta es
la gran diferencia entre usted y yo.
Mataró , 29 de octubre de 2013"