Nuevas claves para educar a hijos adolescentes
Un estudio revela que a los
jóvenes les ayuda mucho que alguien les explique los motivos de sus
progenitores, en caso de discusión
¿Cómo tratar con los hijos
adolescentes? Es una pregunta que los padres se hacen a menudo. Una
investigación reciente revela que terceras personas pueden ayudar, explicando a
los jóvenes los motivos del padre en caso de discusión. Estudios previos habían
incidido en la importancia del afecto entre padres y madres e hijos, sobre todo
para evitar la práctica de hábitos nocivos, como el consumo de alcohol.
¿Cómo tratar con los hijos
adolescentes? Es una pregunta que los padres se hacen a menudo. Los resultados
de dos investigaciones recientes podrían ayudar.
Por un lado, el psicólogo Jeff
Cookston, de la San Francisco State University de Estados Unidos, ha
descubierto en un estudio cómo propiciar la armonía entre los hombres y sus
hijos en estas edades. Según él, cuando un adolescente tiene una discusión con
su padre y busca ayuda por ello en otras personas, la respuesta que reciba de
estas puede propiciar una mejora de las relaciones padre-hijo.
Esto se consigue si esos sujetos
explican al hijo las razones de la conducta de su padre. De esta manera, el
adolescente alcanza un mejor entendimiento de la situación, y pasa a sentirse
mejor consigo mismo y con su progenitor.
Esto es importante, no solo por
el bien del padre, de los hijos y de la familia en general, sino además porque
los sentimientos positivos acerca del padre han sido vinculados a un menor
riesgo de depresión en los jóvenes, afirma el investigador.
Características del estudio
Según publica la web de la SF
University, este estudio es el primero que explora la complejidad de las
relaciones padre-hijo a estas edades. Investigaciones anteriores de Cookston se
habían centrado en cómo los adolescentes buscan y reformulan el porqué de las
discusiones.
La presente investigación va un
paso más allá. "Hay una gran cantidad de evidencias que han sugerido que
hablar con la gente sobre sus conflictos resulta positivo para los
adolescentes", explica Cookston. "Lo que nosotros hemos hecho por
primera vez ha sido analizar lo que realmente sucede cuando los adolescentes
hablan de este tipo de conflictos con alguien".
Cookston y sus colaboradores
encuestaron a 392 familias acerca de los conflictos de los adolescentes con sus
padres y padrastros, con los que convivían.
Se preguntó a padres e hijos si
buscaban apoyo en estas situaciones y con qué frecuencia; con qué frecuencia
los chicos explicaban el comportamiento de sus padres o los culpaban de los
conflictos; y se indagó en cómo los adolescentes se sentían sobre ellos mismos
y sus padres después de la reformulación de dichos conflictos.
La importancia de la conversación
La investigación reveló que las
madres eran la fuente de apoyo más buscada en estos casos, seguida por amigos u
otros miembros de la familia no directa. La siguiente fuente eran los propios
padres biológicos y, por último, los padrastros.
Los resultados de los análisis
señalaron que la frecuencia de búsqueda de apoyo por parte de los adolescentes
no tenía un impacto en su bienestar. En cambio, si lo tenía la calidad de la
reformulación de los conflictos, esto es, el hecho de proporcionar una buena
explicación para el comportamiento del padre o la asignación de la
responsabilidad del conflicto. Ambas acciones propiciaban un modo de sentir de
los jóvenes tras la conversación.
De este modo, "cuando los
niños reciben explicaciones y razones ajustadas a su mundo, se les ayuda a
sentirse mejor", afirma Cookston. "A veces es difícil cambiar el
sentimiento de los adolescentes acerca de ciertas situaciones, pero podemos
hablar con ellos sobre su forma de pensar sobre ellas."
Aprender a relacionarse
El estudio pone de relieve el
valor de ayudar a los adolescentes a entender los conflictos, su papel en la
familia y sus relaciones, afirma Cookston.
"La adolescencia es una
época de cambios fisiológicos en el cerebro y en la forma en que un niño ve e
interpreta el mundo. Podemos utilizar este tiempo para ayudarles a entender las
relaciones personales de la misma manera que esperamos que aprendan y comprendan,
por ejemplo, la geometría o álgebra", añade.
"Las familias son más
felices cuando tienen menos emociones negativas, así que cualquier cosa que
podamos hacer para promover más emociones positivas, e incluso más neutrales,
dentro de la familia es deseable".
El afecto ayuda a evitar conductas nocivas
Por otra parte, todos los padres
temen que sus hijos adolescentes incurran en conductas nocivas. ¿Qué es lo que
se aconseja para evitarlas?
En otro estudio, un equipo
internacional de investigadores -liderado por el Instituto Europeo de Estudios
en Prevención (Irefrea) con sede en Mallorca- ha analizado el papel de los
padres a la hora de determinar el riesgo del consumo de alcohol, tabaco y
cannabis de sus hijos en seis países de Europa: Suecia, Reino Unido, España,
Portugal, Eslovenia y la República Checa.
Los resultados obtenidos en este
caso, informa la plataforma Sinc, apoyan la idea de que los extremos en este
caso no funcionarían: ni el autoritarismo ni, por el contrario, la ausencia de
control y afecto.
Lo que va bien, afirman los
autores de esta segunda investigación, es que exista una buena relación con los
hijos. Esta puede ir acompañada de control directo (familias que proporcionan
normas claras, razonan con los hijos de forma afectuosa y flexible, al tiempo
que les exigen su cumplimiento)”, o no (estilo mal llamado ‘indulgente’ en
inglés).
Una investigación más, realizada
en 2010 por especialistas de la Brigham Young University, de Estados Unidos,
coincide en parte con estos últimos resultados, pues demostró que los hijos de
padres calificados como “indulgentes” (poco exigentes y demasiado protectores)
presentaban un riesgo tres veces mayor de beber demasiado, mientras que los
hijos de padres calificados como “estrictos” (muy responsables y poco cálidos)
presentaban el doble de riesgo de excederse con el alcohol.
Artículo publicado en http://www.tendencias21.net/Nuevas-claves-para-educar-a-hijos-adolescentes_a34547.html
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