El aceite de oliva virgen extra tiene importantes beneficios para la
salud. Diversos estudios ya han demostrado que el consumo regular de esta grasa
es positivo para el sistema óseo, porque estimula el crecimiento y la absorción
de calcio; para el sistema endocrino, porque mejora las funciones metabólicas;
o para el aparato circulatorio, porque ayuda a prevenir la acumulación de
tejido graso en los vasos sanguíneos que puede desembocar en ataques cardíacos
o problemas cerebrales.
Ahora, gracias a investigadores
de la Universidad de Jaén, también se sabe que el zumo de oliva facilita la
defensa del organismo frente a infecciones bacterianas en mayor medida que el
aceite de pescado, incluso cuando este organismo se encuentra bajo de defensas.
Científicos de la Universidad de
Jaén han descubierto que tanto el aceite de oliva virgen extra como el
ecológico son más eficaces para prevenir las infecciones provocadas por
bacterias (como, por ejemplo, la E. coli o la Salmonella) que el aceite de
pescado, una grasa presente en alimentos como el pescado azul y a la que se le
atribuyen cualidades cardiosaludables.
La investigación también ha
determinado que esta «protección» se produce, incluso, cuando el organismo se
encuentra bajo de defensas, es decir, inmunodeprimido. «El aceite de pescado,
por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, tiene muy buena actividad
antiinflamatoria y sirve, por ejemplo, para prevenir la arterioesclerosis
(acumulación de grasa o ateromas en las arterias). Con todo, esa actividad
antiinflamatoria reduce las defensas del organismo y eso le deja desprotegido
frente a posibles infecciones. Esto, sin embargo, no ocurre con el aceite de
oliva que, aún siendo bueno para las enfermedades cardiovasculares, no reduce
la respuesta inmune del organismo», explica, a la Fundación Descubre, el
profesor, Gerardo Álvarez de Cienfuegos.
ENSAYO EN ANIMALES
Para llegar a esta conclusión,
los investigadores administraron, a diferentes grupos de ratones, dietas ricas
en aceite de oliva (virgen extra y ecológico), de pescado, de girasol y de
maíz. Después de cuatro semanas, se les administró un tratamiento
inmunosupresor, es decir, fármacos para bajar la potencia y eficacia de sus
defensas, y, finalmente, se les inoculó una bacteria patógena, Listeria
monocytogenes. A continuación, compararon el tiempo de supervivencia de los
animales.
Los resultados mostraron que la
tasa de supervivencia de los ratones a los que se había alimentado con una
dieta rica en aceite de oliva virgen extra o ecológico era muy superior a la de
los ratones alimentados con aceite de pescado. «Ahora nos queda probar la
resistencia de los animales frente a otras bacterias y determinar por qué se
produce esa supervivencia más alta y qué factores hay implicados».
La investigación, que se enmarca
en un proyecto que concluye en 2013, puede suponer importantes avances para la
prevención de infecciones bacterianas y las muertes que anualmente se producen
por ellas. «Muchas veces no pensamos en el número de personas que fallecen por
este tipo de infecciones. Sólo en la provincia de Jaén pueden ser unas 400 al
año», afirma Álvarez de Cienfuegos. Según explica el investigador, las personas
más susceptibles de contraer una infección bacteriana son aquéllas con un
tratamiento antiinflamatorio prolongado, los diabéticos insulinodependientes o
las personas de avanzada edad.
«Nuestra investigación también
puede contribuir a colocar al aceite de oliva en los mercados internacionales
como un fuerte competidor del aceite de pescado, único aceite catalogado como
saludable en el mundo», afirma el responsable de la investigación.