Envejecer es parte de la naturaleza humana, pero hacerlo de la mejor
manera posible es nuestra responsabilidad. Las intervenciones estéticas pueden
ayudar a mejorar la apariencia, pero si lo que queremos es combatir la
degeneración y muerte que provocan los radicales libres en las células debemos
cuidarnos por dentro. ¿Cómo? Pues añadiendo a la dieta alimentos ricos en
antioxidantes.
En esta ocasión lo sano no está
reñido con lo sabroso y podemos encontrar esta fuente de juventud «sobre todo
en el chocolate negro, las alubias y los frutos secos, especialmente en las
nueces», asegura a ABC.es el doctor Joe Vinson, profesor de Química en la
Universidad de Scranton (EE.UU.) y reconocido experto en el efecto de los
antioxidantes en la salud.
En una dieta equilibrada, el
consumo de alimentos ricos en polifenoles, los antioxidantes más populares,
puede ayudar a proteger de ciertas enfermedades crónicas relacionadas con la
edad, «incluso de las dolencias cardíacas, neurológicas y el cáncer, gracias a
su capacidad para controlar los radicales libres», afirma el investigador.

De hecho, el experto llevó a cabo
un estudio, que ha presentado en la 5ª Conferencia Internacional sobre
Polifenoles y Salud en Sitges (Barcelona), en el que analizó nueve tipos
distintos de frutos secos para descubrir cuál de ellos era el más rico en
antioxidantes: nueces, almendras, cacahuetes, pistachos, nueces de Brasil,
avellanas, anacardos, macadamias y pecanas. ¿El resultado? Las nueces son las
que demostraron el mayor poder y calidad contra los radicales libres. Un puñado
de ellas dobla la capacidad antioxidante que la misma cantidad en el resto de
frutos secos.
ANTIOXIDANTES, ¿CUÁNDO Y CÓMO?
Los expertos de la Sociedad
Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación recomiendan ingerir
diariamente cantidades concretas de los más destacados alimentos con capacidad
antioxidante: fruta (tres piezas diarias), pan (100-180 gramos diarios),
patatas (1-2 diarias), hortalizas (un plato de verdura o ensalada casi todos
los días), cacao (1 o 2 cucharadas soperas diarias), legumbres, (un plato dos o
tres veces por semana), frutos secos (una o dos raciones diarias) y aceite de
oliva (para aderezar los platos y/o cocinar).
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