Entrevista al doctor Enrique Asín
Cardiel, jefe de servicio de Cardiología de los hospitales La Zarzuela y San
Francisco de Asís.
Enrique Asín Cardiel, que también
es Presidente de honor de la Sociedad Española de Cardiología y ha dirigido el
Instituto de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, recientemente ha
intervenido en el simposio que se ha celebrado en la fundación Ramón Areces
Implicaciones cardiovasculares del ejercicio, el deporte y la obesidad.
Pregunta. ¿El sedentarismo en
niños y jóvenes puede adelantar la aparición de patologías cardiovasculares
consideradas de adultos?
Respuesta. Sin duda. Este es
probablemente uno de los problemas sanitarios principales de nuestra
civilización. Cada vez es mayor el sobrepeso entre los niños, y cuando empieza
en la infancia hace que la hipertensión y el colesterol elevado, dos factores
de riesgo excepcionales a esta edad, ya no lo sean tanto en niños que no hacen
ejercicio.
P. ¿Qué ventajas tiene el
ejercicio en los niños?
R. Empezar en infancia y
adolescencia crea hábitos que repercuten en una menor incidencia de
enfermedades cardiovasculares, porque no llegan a la edad adulta con sobrepeso.
Además, en la adolescencia, el ejercicio les distrae de las drogas y el
alcohol.
P. ¿Pueden hacer ejercicio todas
las personas?
R. El ejercicio físico lo debe
hacer todo el mundo, y cuanto más mejor, pero adaptado a las condiciones
físicas de cada edad y situación cardiovascular, para no correr riesgos. Esta
nueva endemia de sobrepeso y obesidad de nuestra sociedad se debe a los hábitos
modificados en el ser humano. Nos trasladamos en coche, hacemos el menor
esfuerzo físico posible para todo, tenemos una dieta con exceso de calorías y
alto contenido en grasas que nos lleva al sobrepeso.
P. ¿Es necesario hacerse algún
chequeo?
R. Depende del tipo de ejercicio.
Si es moderado, como caminar diariamente una hora a un ritmo un poco rápido y
no hay ningún síntoma que lo aconseje, no es necesario hacer estudios previos,
salvo los chequeos periódicos que correspondan a cada edad. Pero si se trata de
un ejercicio físico más intenso, ya sea un deporte de competición o recreativo,
sí debe hacerse un estudio cardiológico, aunque no sea muy profundo.
P. ¿Un electrocardiograma es
suficiente?
R. Esta cuestión ha sido muy
debatida en el simposio. Hay diferentes opiniones. En EE.UU., donde el
porcentaje de personas que hacen deporte de alto nivel es muy elevado, consideran
que hacer un ECG es un gasto importante. Además, esta prueba no detecta todos
los problemas que provocan muerte súbita. Por eso hacen la historia y
exploración clínica y sólo cuando hay sospecha, un electro. Frente a esto está
la postura europea, iniciada por los italianos y asumida por las sociedades
científicas, que recomienda a todas las personas que vayan hacer ejercicio
físico a nivel deportivo que se hagan un ECG. Entre otras cosas, porque en
Europa esta prueba es más barata.
P. ¿Después de una enfermedad
cardiaca es importante hacer ejercicio?
R. Lo aconsejamos siempre. Es
recomendable hacerlo de forma rutinaria y permanente para controlar la
progresión y evitar nuevos episodios. Después de un infarto es muy importante
un programa de rehabilitación programado, donde se vigila y adapta el ejercicio
físico a cada paciente. Las unidades de rehabilitación postinfarto son muy
útiles, pero no disponemos del número suficiente. Por eso hacemos una prueba de
esfuerzo y adaptamos el nivel de ejercicio físico a la respuesta del paciente
en la prueba.
P. ¿En mujeres, la prueba de
esfuerzo es concluyente?
R. Tiene menor valor diagnóstico
porque hay más falsos positivos.
EL CORAZÓN DE LOS DEPORTISTAS ES DIFERENTE
"Con la práctica de
ejercicio el corazón puede tener cierto grado de hipertrofia y dilatación de
las cavidades cardiacas que hasta cierto límite se considera normal. Por encima
de ese límite se considera patológico, como ocurre en la cardiomiopatía
hipertrófica, que tiene riesgo de muerte súbita. Las cifras de muerte súbita en
deportistas son muy variables y depende de la edad de los grupos analizados.
Puede estar entre 0,6 - 2,6 casos al año por cada 100.000 deportistas. El
desencadenante final casi siempre es una alteración del ritmo cardiaco, por eso
es muy importante que en todos los centros donde se hace ejercicio físico de
competición haya desfibriladores".
FUENTE | La Razón digit@l 16/01/2013