¿ DÓNDE JUGAMOS ?

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DOMINGO 19 DE ENERO DE 2020 - 13:00 HORAS


sábado, 22 de septiembre de 2012

¿A QUIÉN BENEFICIA “EL DESPRESTIGIO” DE LOS ALIMENTOS ECOLÓGICOS?

Oscar nos envía este artículo en referencia a la entrada del pasado día 18 de Septiembre "OTRAS OPINIONES NO VIENEN MAL, CLARO QUE NO"




María Dolores Raigón, de la Junta Directiva de SEAE, pone en entredicho estudios publicados recientemente sobre alimentos ecológicos y convencionales.
Maria D. Raigón, miembro también de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la U.P. de Valencia, aclara en el comunicado que reproducimos a continuación el artículo publicado en el diario El País, el pasado día 5 de septiembre.

Analizando el trabajo aparecido en Annals of Internal Medicine (Are Organic Foods Safer or Healthier Than Conventional Alternatives? A Systematic Review, firmado por Crystal Smith-Spangler, MD, MS; Margaret L. Brandeau, PhD; Grace E. Hunter, BA; J. Clay Bavinger, BA; Maren Pearson, BS; Paul J. Eschbach; Vandana Sundaram, MPH; Hau Liu, MD, MS, MBA, MPH; Patricia Schirmer, MD; Christopher Stave, MLS; Ingram Olkin, PhD; Dena M. Bravata, MD, MS) del que se hace eco El País aclarar que literalmente el trabajo cita en sus conclusiones “La literatura publicada carece de evidencia fuerte de que los alimentos orgánicos son mucho más nutritivos que los convencionales. El consumo de alimentos orgánicos puede reducir la exposición a residuos de plaguicidas y bacterias resistentes a los antibióticos”.
A los comentarios del periodista de El País: Cuando se interpretan los resultados de un trabajo de carácter científico hay que analizar con rigor, las condiciones en las que se han obtenido los resultados y el marco de trabajo. Hay que tener muy en cuenta que se trata de una trabajo de recopilación bibliográfica, en el que si bien se han evaluado 240 artículos, ¿son todos los que existentes? ¿Cuándo podemos hablar de metaanálisis, a partir de 200, 500, 1000 artículos analizados, de qué autores, en qué condiciones, en qué revistas publicadas?


 

 

viernes, 21 de septiembre de 2012

¿POR QUE LOS NIÑOS SE ABURREN EN LA ESCUELA?

SOLO SE APRENDE HACIENDO






Se aprende haciendo
Roger Schank, investigador en la teoría del aprendizaje y las ciencias cognitivas
Tengo 66 años. Nací y vivo en Nueva York a medias con Miami. Licenciado en Matemáticas y doctorado en Lingüística. Casado, tengo 2 hijos y 4 nietos. La mayoría de gobiernos no saben lo que están haciendo en el tema educativo, y educación y empleo van muy ligados.

Qué comprendió investigando la inteligencia artificial?
Para que las máquinas fueran inteligentes debía enseñarles a aprender, y para ello tuve que investigar cómo aprenden las personas.

¿Y qué averiguó?
Que absolutamente todo lo que aprendemos se basa en la práctica y que, por tanto, nos educan mal. El sistema educativo, en lugar de formar, deforma.

Trascendente conclusión.
¿Usted aprendió periodismo en la facultad o ejerciéndolo?… Año tras año los profesores enseñan aquello que leyeron y memorizaron pero que no han puesto en práctica, todo es teoría.

No sea radical.
¡Es que hay que transformar radicalmente el sistema educativo! Dígame quién ha sido tradicionalmente la responsable de la educación… La religión. Y la postura de todas las religiones es: “Nosotros estamos en posesión de la verdad y vamos a transmitiros el conocimiento”. Y ese es el concepto opuesto a lo que debería ser la educación.

Aquí las escuelas laicas son mayoría.
Pero utilizan el mismo modelo. Todos nosotros hemos estudiado álgebra, ¿alguien me puede decir la ecuación cuadrática?

Yo no.
¡Pero si la ha estudiado! Ese es el modelo estúpido: Todo el mundo debe aprender algo que luego no pone jamás en práctica. Estamos enseñando las materias equivocadas con la metodología equivocada.

¿Cómo debería enseñarse?
Nadie nos sentó en un aula para que aprendiéramos a hablar. Hablamos, y cuando nos equivocamos, nuestros padres nos corrigen. Y no hay ningún niño de dos años que no haya hecho este experimento.

¡Cuidado que va a romper el vaso!
De eso se trata. Los seres humanos debemos equivocarnos y aprender de nuestros errores a partir de la experiencia, y tener un objetivo claro que nos motive.

Me ha empapado el pantalón.
… Por esta razón se nos deben plantear escenarios reales en los que experimentar, equivocarnos y analizar posteriormente nuestros errores, con tal de conseguir interiorizar y solidificar nuestros conocimientos y prepararnos para la vida real. Otro experimento que todos hemos llevado a cabo…

No por favor.
La pataleta, que en algún momento de nuestra vida adulta dejamos de hacer.

¿Quién?
Ja, ja, ja… Si hay adultos que todavía tienen rabietas es porque a los dos años no aprendieron lo que tocaba. Se aprende a través de la práctica. No sirve el “esto no se hace”.

Educación experiencial.
La educación debería estar enfocada a ayudarte a vivir una vida mejor. ¿En qué clase le enseñaron a ser una buena madre?

Usted hace preguntas trampa.
Lo que necesitamos es conocimiento práctico de por qué suceden las cosas con las que nos enfrentamos cada día de nuestras vidas.

¿Cómo enseñar eso en las aulas?
Las escuelas deberían ser eliminadas, para empezar están controladas por los gobiernos y su pretensión no es que salgan de ellas personas inteligentes que piensen por sí mismas, sino simples y obedientes, que no se hagan preguntas y que produzcan.

¿Y entonces?
Cuando mi hija me hizo esta misma pregunta le propuse montar una escuela con otros padres de chicos de seis años (doce niños con un profesor) y creé para ellos un programa en el que les enseñamos a ser ingenieros. Y no hay suspensos frustrantes porque aprenden equivocándose. Así se aprende, ¿o no?

Sí, y es mejor no frustrarse.
A los niños de esa edad les gusta construir, así que construyen puentes, trenes… Tienen que poner en marcha una fábrica de chocolate con todo lo que implica…

Pero no todos los niños saben lo que quieren ser en la vida.
Hay que observarles y preguntarles. Si a un niño le gusta subirse a los árboles, probablemente le gustará ver cómo funciona una granja y a partir de ahí le podemos introducir en temas agrícolas. Debemos hacer de su afición su profesión.

Suena utópico.
Hoy la escuela parte del concepto opuesto: Todos los niños son iguales y todos deben aprender lo mismo. Mi idea de la educación son clases superreducidas, de unos cinco alumnos, con un profesor que está ahí para alentarles y ayudarles a seguir el proceso formativo especificado en el programa on line basado exclusivamente en la metodología del aprender haciendo.

¿Y los ciclos superiores?
Cuando ya son más mayores no necesitan aulas, todo es vía internet.

Pero en la escuela ya se les expone a distintos temas: música, arte, ciencias… y luego eligen.
Esa es precisamente la línea argumental que se ha cargado el sistema educativo. En lugar de exponerles a profesores tenemos que exponerles a la vida, y esta les sugerirá sus materias de interés.

Internet no es la vida.
El cambio es cómo se enseña, no los instrumentos. Yo presento diferentes programas, según el interés del niño, que les exponen a situaciones reales y les damos una metodología para resolverlos. Un interés es un activo que es muy triste perder.

martes, 18 de septiembre de 2012

OTRAS OPINIONES NO VIENEN MAL, CLARO QUE NO

"Para el blog, otras opiniones no vienen mal" Esto es lo que me ponía un ferviente seguidor del blog en el asunto de su mail en el que nos enviaba el siguiente artículo escrito por Mikel López Iturriaga y publicado hoy 18 de septiembre de 2012

LA COMIDA ECOLÓGICA, ESE SUPUESTO LUJO PARA PIJOS

Defensores de lo ecológico, preparad los lanza-melones bío. Detractores, armaos de pistolas de pesticidas. La publicación de un estudio de la Universidad de Stanford, que niega la superioridad nutricional de la comida orgánica frente a la convencional, ha desatado una nueva batalla entre los que prefieren los productos con menos química y los que consideran tal preferencia como una monumental chorrada.

No es la primera vez que estudios de este tipo ponen en cuestión las virtudes de la comida ecológica con similares argumentos. En 2009 ya hubo otro rifirrafe después de que la British Food Standard Agency diera a conocer un informe que concluía que una dieta ecológica no resultaba más beneficiosa para la salud que una normal. Hay quien sugiere que los informes obedecen a oscuros intereses de la industria de tratamientos fitosanitarios, fertilizantes y semillas transgénicas, aunque yo, que soy un poco cándido, prefiero no caer en lo conspiranoico y confiar en las buenas prácticas de unas instituciones a priori bastante serias.

Personalmente, el informe de Stanford ha cambiado más bien poco mi percepción del asunto. Para mí, la nutrición no es un factor fundamental a la hora de elegir entre un alimento ecológico y otro que no lo es. Si alguna vez compro un tomate, un litro de leche o una chuleta bío no es porque asuma que contiene más vitaminas o minerales, sino porque:

a) trato de meterme en el cuerpo menos pesticidas, fertilizantes químicos, hormonas o antibióticos -algo que el informe sí reconoce como ventaja-, 

b) creo que le hago un pequeño favor al medio ambiente y promuevo un trato digno a los animales, y

c) tengo la esperanza de que sepa bien al haber sido cultivado o producido de una manera más tradicional. Aunque siendo sincero, he de reconocer que más de una hortaliza ecológica me ha decepcionado en este último apartado, en el que me da la sensación de que otras cuestiones -variedades, maduración, frescura- son bastante más decisivas que el factor eco.

Lo que me sorprende es la virulencia con la que algunos detractores de la comida ecológica atacan a las personas que la defienden, tachándolos de pijo-progres y esnobs que se permiten el lujo de pontificar desde su posición económica privilegiada. El último en sumarse a ese discurso es el chef británico Marco Pierre White, que ........ para seguir leyendo http://blogs.elpais.com/el-comidista/2012/09/comida-ecologica-lujo-pijos.html