Tres meses de lactancia y un bebé
con un corazón más fuerte
Tres meses de lactancia y un
corazón más fuerte. Este es el resultado que se extrae de un estudio publicado
en dos revistas americanas y en el que han colaborado tres expertos españoles.
Si un bebé es amamantado durante
sus tres primeros meses de vida, su riesgo de contraer enfermedades
cardiovasculares se reduce un 6%. Esto lo convierte en un factor más importante
que la obesidad en el control de estas patologías. Además, los niños lactantes
presentan mejores valores en capacidad aeróbica, niveles de colesterol,
inflamación o presión sistólica.
La investigación, que ha contado
con la colaboración de personal médico sueco y estonio, ha realizado exámenes
de salud a 1.025 niños de 9 y 10 años, y 971 adolescentes de 15 y 16 años en
sus respectivos países. A sus madres se les ha preguntado si sus hijos habían
sido exclusivamente alimentados mediante lactancia materna y, de haberlo hecho,
durante cuánto tiempo. Asimismo, en estas pruebas, además de tomar talla y
peso, se realizaron análisis de sangre en los que se detectaron los valores de
inflamación o el fibrinógeno, cuya presencia se relaciona con una mayor
coagulación de la sangre, lo que aumenta el riesgo de arterosclerosis, y, por
último, se midió la capacidad aeróbica de los participantes mediante pruebas de
esfuerzo, lo que se ha sabido recientemente que es una de las mejores formas de
predecir la mortalidad.
En este estudio, promovido por el
Instituto Karolinska de Estocolmo, han participado Idoia Labayen, profesora de
Nutrición en la Universidad del País Vasco, así como Jonatan Ruiz y Francisco
Ortega, de la Universidad de Granada. Otra conclusión que ha querido destacar
Labayen es que los beneficios máximos de la lactancia materna se alcanzan a los
tres meses y apenas se aprecian diferencias si se ha continuado hasta los seis.
OTROS BENEFICIOS
Los resultados, una vez más, han
vuelto a resaltar los múltiples beneficios que reporta la leche materna, que
posee un contenido de grasa relativamente alto comparado con la mayoría de los
alimentos complementarios. Se convierte, por tanto, en una fuente clave de
energía y ácidos grasos esenciales, que tienen una relación directa con el
desarrollo cerebral de los niños y sigue siendo el alimento más completo desde
el punto de vista nutricional. Además, hay que resaltar que cambia según la
edad del bebé, según la hora del día e incluso a lo largo de una misma toma.
Por algo la Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda la lactancia
exclusiva al menos durante los primeros seis meses de vida.
El niño lactante está más
protegido frente a todo tipo de enfermedades respiratorias (catarros,
bronquiolitis, neumonías, etc.), gastrointestinales y de tipo infeccioso, pero
además ayuda a prevenir la diabetes de tipo 1 y la obesidad infantil. Estudios
recientes, además, otorgan a la lactancia materna las propiedades de reducir el
asma, la muerte súbita e incluso el estrés.
FUENTE | ABC Periódico
Electrónico S.A.
Autor: Lucía Palacios