Hola a tod@s,
En primer lugar, pediros mis más
sinceras disculpas por la tardanza en escribir este texto de agradecimiento a
todas y cada una de las personas que colaboraron con el mercadillo solidario
del AMPA de la Escuela Municipal de Atletismo Fuenlabrada llevando ropa para
que tres familias de esta singular ESCUELA la pudiésemos entregar en mano a
unas cuantas familias nómadas del Alto Atlas en Marruecos.
Esta ha sido la tercera vez que
el AMPA destina parte de lo recogido a colaborar con el pueblo Bereber. Es de justicia
comentar que este año el patronato de deportes ha puesto mil y una trabas para
que el Mercadillo Solidario se desarrollase como en años anteriores, pero aun
así ha sido posible hacer más felices a unas cuantas personas que necesitan de
la solidaridad de occidente.
La primera vez el dinero recaudado se destinó a equipar la
pequeña escuela de El Khorbaty
la segunda vez para equipar el pequeño consultorio médico.
En esta ocasión, como ya he comentado,
hemos entregado más de 40kg de ropa que habéis aportado a familias nómadas que
habitan en el Alto Atlas. Sin duda alguna, esta vez ha sido una de las
experiencias más intensas que he vivido y que siempre recordaré.
El camino de aproximación fue espectacular.
Si ya donde estábamos, en El Khorbat, uno se siente dentro de un mundo diferente,
un mundo calmado, un mundo de emociones, cuando te empiezas a adentrar en el
Alto Atlas el silencio te emborracha, invade todo lo que te rodea. Comienzas a
percibir la hostilidad de un paraje en el que te vas sumergiendo cada kilómetro
que avanzas vadeando ríos y arroyos de piedras por los que las aguas torrenciales
discurren en la época de lluvias y deshíelo. Estamos en
la tierra de los pastores bereberes que cuidan, con una vida tremendamente sencilla,
que todo suceda de igual manera que cientos de años atrás, seguro que miles.
No hace mucho leí un artículo del
que he extraído este párrafo que describe el Alto Atlas
“Cobrizo, salvaje y misterioso, el Alto Atlas es una suerte de
frontera. Una cicatriz en la naturaleza que estremece el paisaje y el clima
para abrir con garras invisibles una grieta entre dos mundos: las costas
mediterráneas en el norte y el desierto del Sáhara en el sur.”
Después de hora y media de tortuoso
camino lleno de paz, menos cuando teníamos que empujar las furgonetas, llegamos
al lugar donde se encontraba la familia que buscábamos y algunos de sus
vecinos.
El resto se lo dejo a vuestra
imaginación viendo algunas de las fotografías que tomamos.
Se necesita muy poco para vivir y
ser feliz.
GRACIAS de corazón por vuestra
solidaridad.
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