La carta en la que Einstein explica a su hijo cuál es la mejor manera de aprender
“Mi querido Albert,
Ayer recibí tu cariñosa carta y
me hizo muy feliz. Tenía ya miedo de que no volvieras a escribirme
nunca. Me dijiste, cuando estuve en Zurich, que se te hace extraño
cuando voy a Zurich. En consecuencia, creo que es mejor si nos
encontramos en algún otro lugar, donde nadie interfiera en nuestro
bienestar. En cualquier caso, voy a rogar que cada año pasemos un mes
entero juntos, para que veas que tienes un padre que se interesa por ti y que te quiere.
También puedes aprender muchas cosas buenas y bellas de mí, algo que
otra persona no podría ofrecerte tan fácilmente. Lo que he conseguido
gracias a mi extenuante trabajo no debe valer sólo para los
desconocidos, sino sobre todo para mis propios hijos. Estos días he completado uno de los más hermosos trabajos de mi vida; cuando seas mayor, te lo explicaré.
Estoy
muy contento de que halles placer en el piano. Eso y la carpintería
son, en mi opinión, las mejores actividades para tu edad, mejor incluso
que el colegio. Porque son cosas muy apropiadas para una persona joven
como tú. Toca al piano principalmente lo que te guste, aunque la profesora no te lo asigne. Esa es la mejor manera de aprender, cuando estás haciendo algo con tal disfrute que no te das cuenta de que el tiempo pasa. Yo estoy a veces tan enfrascado en mi trabajo que se me olvida la comida a mediodía…
Un beso para ti y otro para Tete de tu
Papá.
Recuerdos a mamá”.
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