lunes, 15 de octubre de 2012

EL EJERCICIO Y LA ALIMENTACIÓN CONTROLAN LAS HORMONAS




Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) colaboran en nuevos estudios que relacionan la actividad física y los buenos hábitos alimentarios con niveles de insulina y leptina más controlados, lo que puede prevenir la obesidad y la diabetes.

Estas investigaciones, realizadas con adolescentes, muestran que un mejor estado de forma física está relacionado con menores niveles de insulina así como una menor resistencia a la misma, lo que ayuda a prevenir la diabetes. Del mismo modo, han constatado que adolescentes con una mejor forma física presentan niveles más controlados de leptina, relacionada con el control del apetito, lo que ayuda en la prevención de la obesidad.

En nuestros días, el problema de la obesidad y enfermedades asociadas como la diabetes ya son una gran realidad entre la población con especial alarma en jóvenes. Estudiar hábitos de vida saludable que ayuden a paliar este problema es el objetivo del proyecto europeo HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence) en el que colaboran investigadores de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la UPM con la Universidad de Zaragoza, coordinadora del proyecto, y la Universidad de Granada.

En el marco de este proyecto, los investigadores han constatado que los adolescentes con mayores niveles de fuerza muscular y de actividad física. tienen menores niveles de la hormona insulina y de resistencia a la misma, que son aspectos fundamentales para controlar la glucosa y prevenir la diabetes, según afirma el Dr. David Jiménez Pavón, de la Universidad de Zaragoza y antiguo miembro de la Universidad Politécnica de Madrid con la que colabora en estos trabajos.

Además, cuando los adolescentes practican más actividad física o tienen mejor estado de forma poseen niveles más controlados de otra hormona llamada leptina cuyo rol está relacionado con el gasto energético y el control del apetito.

De las investigaciones también se concluye que no sólo es importante el ejercicio, aunque sí parte indispensable, sino que los hábitos de alimentación han mostrado que pueden influir en los niveles de insulina estando más aumentada en el caso de un mal hábito o elección de alimentos.

Estos resultados son de especial relevancia para adolescentes que en edad de crecimiento y asimilación de hábitos están aún en situación de modificar un estilo de vida no saludable por otro más activo y saludable cuyas consecuencias no serán sólo a corto plazo, sino que repercutirán en el resto de sus vidas.

FUENTE | UPM - mi+d 15/10/2012 Enlace para ver las referencias bibliográficas

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