viernes, 2 de septiembre de 2011

MEJORA TU AUTOESTIMA SENTANDOTE CON LA ESPALDA RECTA

Las madres tienen razón: tenemos que sentarnos bien para dar una buena imagen. Pero no sólo por esto, ya que sentarse con la espalda recta además de beneficiar a nuestra columna vertical, nos ayuda a ser físicamente y psicológicamente más fuertes.





Según un estudio de la Marshall University, en California, una buena postura reduce la sensibilidad al dolor y tiene efectos positivos para el bienestar psicológico, aumentando nuestra autoestima y asertividad frente a los otros.
La investigación, publicada en el Journal of Experimental Social Pyschology, ha utilizado a varios voluntarios para llevar a cabo dos tipos de experimentos.
En el primero tenían que tener una postura «dominante» (mirada alta, hombros rectos y trasero y columna pegados a la silla), tras lo que midieron el dolor sufrido. En el segundo se valoró cómo la postura incidía en la relación que se instauraba con el interlocutor.
Los resultados son evidentes: quienes asumen una posición recta y dominante tienen una capacidad de sentir dolor más elevada y están en grado de tolerar mejor un estrés eventual, gracias además porque en esta posición «dominante» se libera además más testosterona.

ESTIRARSE CUANDO DUELE
Los voluntarios señalaban que en esta postura creían tener un mayor control de la situación y sentirse más «fuertes» frente a los otros a los que tenían una postura más relajada.
«El interlocutor de una persona que mantiene una postura dominante puede reaccionar sublevándose o asumiendo una posición 'sumisa'. En este segundo caso, la capacidad de sentir dolor se reduce, aumentando la sensibilidad del sujeto a los estímulos dolorosos», explica el autor del estudio Scott Wiltermuth.
«Según nuestros datos, cuando se tiene un dolor, es mejor mantenerse rectos que no doblarse, como se hace de manera espontánea».
La postura que tomamos puede inducir a pensar que no tenemos el control de nuestras sensaciones y que a su vez esto puede tener un efecto negativo en la intensificación de la percepción del dolor». Lo mejor es sentarse con el pecho hacia adelante y buscando alargar el tórax: el sentimiento de poder y control nos ayudará a reducir el dolor.

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