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lunes, 6 de febrero de 2012

EL DEPORTE, UN FRENO PARA NO PERDER MEMORIA


El ejercicio frena la pérdida de memoria
No hay que parar quieto, se tenga la edad que se tenga, sobre todo si se desea mantener 'intactos' los recuerdos. No es la primera vez que un estudio constata que el ejercicio físico ayuda a preservar la memoria, pero sí es de los pocos en los que han intervenido pruebas de imagen cerebrales para constatar que el deporte aumenta el volumen de las zonas cerebrales relacionadas con esta función cognitiva.


Arthur Kramer, autor principal del estudio y director del Instituto Beckman en la Universidad de Illinois (EE.UU.), asegura que "los datos obtenidos son particularmente interesantes porque constatan que incluso pequeñas cantidades de ejercicio realizadas por las personas mayores sedentarias pueden mejorar sustancialmente la memoria y la salud cerebral. Y esta mejoría puede tener importantes implicaciones en la salud de los ciudadanos de las naciones en las que el envejecimiento se está expandiendo."

De la misma opinión se muestra Julio Sanjuan, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), quien en declaraciones a ELMUNDO.es reconoce que "la investigación, realizada con la metodología correcta, es muy interesante".

El deterioro del hipocampo (la estructura del cerebro que involucra la formación de todos los tipos de memoria) se reduce un 2,1% anual en los adultos mayores sin demencia, y esta pérdida de volumen aumenta el riesgo de deterioro cognitivo. "Las estrategias para combatir el deterioro del hipocampo y, por tanto, de la memoria, se han convertido en un tema prioritario en los últimos años desde la perspectiva científica y de salud pública. La actividad física, como el ejercicio aeróbico, se ha convertido en un tratamiento prometedor de bajo coste que mejora la función neurocognitiva y que es accesible a todas las personas mayores sin contraindicaciones específicas", destacan los autores en su estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Science' (PNAS).


UN 2% MÁS DE VOLUMEN CEREBRAL
En el trabajo han participado 120 personas con más de 55 años, sedentarias y sin demencia. La mitad de ellas anduvo 40 minutos al día, tres veces por semana; mientras que el otro grupo se limitó a realizar ejercicios tonificantes. Antes y después de esta intervención todos los participantes se sometieron a una resonancia magnética.

Los datos revelan que las personas que practicaron ejercicio "experimentaron un aumento del volumen del hipocampo izquierdo y derecho del 2,12% y 1,97% respectivamente durante el primer año de entrenamiento, mientras que el grupo control obtuvo una disminución de esta zona cerebral de entre el 1,40% y 1,43%, en el mismo periodo de tiempo", se insiste en la investigación.

Se suman a ellos los obtenidos en los test de memoria espacial. Las pruebas que se realizaron a ambos grupos en tres intervalos de tiempo destacan que aquéllos que realizaron ejercicio mejoraron en la función de la memoria, un beneficio asociado al incremento del tamaño del hipocampo. Asimismo, se evaluaron ciertos biomarcadores asociados con la salud cerebral, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, sus siglas en inglés), cuyos niveles en sangre aumentaron de forma significativa entre los que caminaron tres veces a la semana.

PLASTICIDAD CEREBRAL
El científico Kramer y su equipo resumen el estudio alegando que "el hipocampo sigue siendo plástico a finales de la edad adulta y que el ejercicio moderado es suficiente para mejorar su volumen. Lo que se traduce en una mejora de la función de memoria y en una mayor concentración de BDNF. Estos resultados indican claramente que el ejercicio aeróbico es neuroprotector y que iniciarlo en la edad adulta es útil para mejorar o aumentar la cognición o el volumen cerebral".

Para el doctor Sanjuan es "curioso que no se mencione que esta función del ejercicio sobre el hipocampo y el BDNF, es exactamente la misma que realizan los fármacos antidepresivos; de hecho, el ejercicio físico es un reconocido tratamiento preventivo en algunas depresiones. También la psicoterapia puede modificar la neuroimagen cerebral (funcional y morfometría). Es decir, que los datos en conjunto sugieren que hay una gran plasticidad cerebral que puede modificarse por diferentes vías: como la química (antidepresivos); con la palabra (psicoterapia) o, simplemente, con el ejercicio físico".

FUENTE | El Mundo Digital
Autor:   Patricia Matey

sábado, 4 de febrero de 2012

EL EJERCICIO FISICO VS NIÑ@S ASMATIC@S


El ejercicio físico reduce los síntomas en los niños alérgicos

La práctica regular del ejercicio físico reduce los síntomas alérgicos en los niños, pero muchos de ellos limitan sus actividades deportivas por miedo a sufrir ataques de asma, según un estudio realizado por la Universidad de Cagliari en Italia y publicado en el número de Pediatric Allergy Immunology. Ese porcentaje se eleva a casi un tercio, según un estudio anterior aparecido en noviembre en Allergy Asthma Proceedings.
En este sentido, la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergología Pediátrica (SEICAP) recomienda acudir a un alergólogo pediátrico para que prescriba un tratamiento preventivo y unas pautas que permitan que el niño alérgico mantenga una vida normal. Según esta sociedad la mayor parte de casos de asma tienen un componente alérgico.

El ejercicio físico «ofrece efectos positivos para el sistema cardiovascular, respiratorio y muscular, y es fundamental para el desarrollo óptimo del niño», destaca la investigación de la universidad italiana. Sin embargo, en el caso de los niños alérgicos el beneficio es aún mayor: «Una actividad física regular actúa beneficiosamente en el sistema inmunológico y puede reducir la inflamación alérgica», concluye.

Luis Moral, del Hospital General Universitario de Alicante, señala que «el acondicionamiento físico mediante el ejercicio mejora la calidad de vida del niño asmático y reduce el riesgo de que se produzcan crisis». Moral explica que los niños con asma no deben verse aislados o impedidos a la hora de practicar deporte.

FACTORES A EVITAR
Las condiciones del recinto en el que se practica la actividad pueden exponer a los niños a alérgenos que pueden causarles reacciones como anafilaxia. De hecho un 15,2% de los episodios anafilácticos son causados por el ejercicio, según el estudio publicado en Pediatric Allergy Immunology. Otros síntomas son la tos, sibilantes, dificultad respiratoria y dolor o presión en el pecho.

Factores como el aire frío, la humedad, campos de hierba o recintos con polvo, pueden agravar los síntomas de aquellos niños que sufren asma alérgica y provocarles una crisis. Así mismo el estudio señala que determinados materiales usados durante el ejercicio físico como tatamis o colchonetas pueden contener látex o ácaros de polvo que pueden agravar los síntomas de estos pacientes. «Lo ideal es practicar ejercicio físico en un entorno adecuado. En época de polinización, puede ser conveniente realizarlo en un recinto cerrado», comenta Moral.

Los alergólogos pediátricos reconocen que hay actividades físicas más recomendables como aquellas en las que se el esfuerzo es progresivo y hay más descansos, como por ejemplo el tenis, el voleibol, las artes marciales o la natación. En cualquier caso aconsejan que el niño practique el deporte que más le guste, realizando ejercicios de estiramiento y calentamiento gradual antes de empezar.
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A. 03/02/2012

Aprovecho esta entrada para colgar este vídeo cuento "Cecilia controla su asma". En él se recogen unas sencillas pautas para que los niños estén informados de que el asma es una enfermedad que se puede controlar bien. Se incluye en el mismo una técnica respiratoria, para que sepan mantener la calma con el fin de prevenir y de esta forma tratar mejor las crisis y exacerbaciones.



Cuento para respirar mejor: "Cecilia controla su asma" from saludablemente.digital on Vimeo.

jueves, 26 de enero de 2012

FRÍO Y EJERCICIO, RELACIÓN CON LA GRASA


Una de las líneas de trabajo más prometedoras e interesantes en la investigación contra la obesidad se centra en la grasa. Pero no en la responsable del sobrepeso, de color blanquecino y amarillento, sino en la parda o marrón, que, curiosamente, quema calorías y adelgaza.

El gran reto en el que trabajan distintos laboratorios consiste en saber activar su funcionamiento, es decir, descubrir el interruptor que permita adelgazar a voluntad. Dos relevantes artículos recién publicados apuntan en dos direcciones: pasar frío y hacer ejercicio.

Estas dos pistas son más importantes de lo que pueden parecer a simple vista (es conocida la relación del frío y el ejercicio en el adelgazamiento).

En el caso del frío, nunca se había demostrado en humanos (sí en ratones) que una exposición a bajas temperaturas sirviera para activar la grasa parda. Hasta 2009 tampoco se había descrito la presencia y actividad de este nuevo tejido en adultos humanos. Se creía que solo estaba presente en ratas y bebés, que lo usan para mantener su temperatura corporal. Hasta 2009 no se describió la presencia de grasa parda en adultos

Un artículo publicado en el Journal of clinical investigation, coordinado por André Carpentier, de la Universidad de Sherbrooke, en Quebec, ha dado este paso en un ensayo en el que participaron seis hombres de entre 23 y 42 años a los que se sometió a frío moderado durante fracciones de dos horas (su temperatura en la piel cayó entre 3,8 y 0,4 grados).

“El trabajo tiene una gran importancia clínica”, apunta Francesc Villarroya, miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber) de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición. “Un estímulo tan simple como un ambiente frío genera un impacto y pone en marcha el funcionamiento de esta grasa buena que consume calorías”, indica. Además, va más lejos: “Se podría inducir una relación entre la obesidad y temperaturas excesivamente altas en las casas”.

El deporte también activa el tejido adiposo marrón —en sus células abundan las mitocondrias, de ahí su tonalidad—, según un trabajo publicado en Nature entre cuyos autores figura Bruce Spiegelman, profesor de Biología y Medicina en el Dana-Faber Cancer Institute de la Universidad de Harvard.
Este equipo de investigadores ha descubierto (esta vez sí, en ratones) una hormona nueva (que han bautizado como irisina) que genera el músculo cuando se ejercita y que se dirige a la grasa parda con la misión de despertar su funcionamiento.

De esta forma, al hacer deporte, “no solo se queman calorías por el movimiento, sino que además existe un consumo extra por la activación de este tejido” que, también, pero de forma paralela, consume las reservas de lípidos, comenta Francesc Villarroya. Este investigador promete nuevos hallazgos: “Esta área del metabolismo está estallando”.