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DOMINGO 19 DE ENERO DE 2020 - 13:00 HORAS


jueves, 4 de octubre de 2012

LA SAL UN MAL ALIMENTO? DEPENDE A QUE SAL NOS REFERIMOS



 
SAL COMÚN Y SAL MARINA

A día de hoy a la sal se la tiene por algo perjudicial, se ha ganado una mala fama que hace que nos fijemos en la cantidad de sal que consumimos. Pero, ¿es merecida esa mala fama?

Para empezar hay que conocer que tipos de sal hay y como se elaboran. Las más conocidas son la sal común o de mesa (la que más se consume y la más habitual en los hogares) y la sal marina sin refinar (se consume de forma minoritaria).

La sal común es un producto de la industria química que contiene cloruro sódico, al que a veces se le añade de forma artificial yodo y flúor. Además contiene conservantes que no es obligatorio declararlos en los envases: fosfato de cal, carbonato de calcio, carbonato de magnesio, hidróxido o silicato de aluminio (la presencia de aluminio se deposita en el sistema nervioso y en el cerebro, hay estudios que empiezan a relacionarla con el alzehimer), además de E-535, E-536, E-540, E-550, E551, E-552, E-553b, E-570 y E-572. Son productos químicos antiapelmazantes, antidesecantes y blanqueantes que sirven para dotar a la sal de un aspecto que resulte agradable para el consumidor.

La sal marina se obtiene de forma natural por la evaporación del agua de mar provocada por el sol y el viento. Contiene, en equilibrio fisiológico, las sales minerales que nuestro organismo necesita, en concreto contiene los 84 elementos que componen el cuerpo humano y en la proporción exacta.
Porque hay que aclarar que el cuerpo humano necesita para su funcionamiento de todos los minerales, aunque sea en mínimas cantidades. Sin la presencia de esos minerales y oligoelementos no sería posible el intercambio celular. Por ejemplo, al calcio se le conocen sus propiedades como elemento formador del hueso, además tiene otras muchas funciones en forma de oligoelemento, sin su presencia no sería posible la contracción de los músculos. Y así con el resto de minerales. Es por esto que hay que afirmar:

La sal es imprescindible para la vida humana

Y sin embargo, nos limitamos a consumir sal de mesa, que sólo suele contener dos minerales, provocando un exceso de sodio que lleva al cuerpo a sufrir patologías como la hipertensión arterial. Porque la necesidad diaria de sodio que el cuerpo humano necesita se cifra entre 1,5 y 2 gramos diarios. Lo normal es que unos 350-400 gr. de pan ya contengan la cantidad de sodio que el cuerpo necesita.

La sal común es perjudicial para la salud

El exceso de sodio en los tejidos fija un exceso de líquido en los mismos, produciendo con ellos una dificultad para el intercambio metabólico celular, implicando con ello el estar abonando un terreno propicio para las enfermedades. Este exceso de líquidos produce un estancamiento y acumulación de fluidos en articulaciones, riñones y circulación linfática.

Explicado de otra manera, hay que entender que el exceso de sodio el cuerpo lo toma como una sustancia tóxica que hay que eliminar lo antes posible. Hay que tener en cuenta que necesitamos 1,5 gr. de sodio (lo que equivale a unos 4,5 gr. de sal) y el consumo medio en Europa por habitante está entre 12 y 20 gramos (hay que tener en cuenta que no sólo consumimos la sal que echamos al plato, sino que ya va incorporada en multitud de alimentos). Nuestro cuerpo sólo tiene capacidad para eliminar entre 5 y 7 gramos al día de cloruro sódico, esto conlleva a los órganos encargados de eliminar ese exceso a estar sobrecargados. El sodio, que es imprescindible para la vida ya que está enel líquido que baña las células, se convierte en un problema. El cuerpo quiere evitar la sobrecarga hidratándose con agua celular (se necesitan 23 gramos de agua celular por cada gramo de cloruro sódico que no se es capaz de expulsar). Esa utilización de agua celular para compensar ese exceso de cloruro sódico conlleva a una muerte celular, que a su vez produce una muerte de tejidos que hay que expulsar, provocando más sobrecarga al cuerpo. Por eso el exceso de cloruro sódico provoca edemas y exceso de ácido.

Cuando no se puede sacrificar más agua celular se utiliza otra vía, la cristalización de huesos y articulaciones. Para ello, los aminoácidos de origen animal se unen con el cloruro sódico y se depositan en forma de cristales de ácido úrico dando lugar a piedras renales y de vesícula biliar, además de artritis, artrosis y enfermedades reumáticas.

Según el ministerio de sanidad se relaciona el exceso de sal con la hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, osteoporosis, litiasis renal y cáncer gástrico (fuente: memoria del plan para la reducción del 
consumo de sal.

La sal marina sin refinar es beneficiosa para la salud.


Todo lo contrario, la sal marina, permite a los líquidos traspasar sin trabas las membranas celulares. Esto permite a las células extraer más alimento del fluido intracelular. Al contener todos los minerales y oligoelementos en la proporción que el cuerpo necesita, nos aseguramos de aportar las sales que el organismo necesita sin afectar al equilibrio hidroelectrolítico e iónico.

Reflexión

Ante un panorama como el descrito os animo a reflexionar. A nivel dietético tenemos un montón de creencias que no tienen ningún sentido. La semana pasada hablamos de la fruta como postre, es este caso el ejemplo es la sal. El caso es que hemos dado cabida a muchas cosas absurdas, dándolas por habitual, perjudicando con ello a nuestro cuerpo.

Os animo a actuar a través del pensamiento y no “porque como lo hace todo el mundo”. Se puede empezar por cambiar la sal común por sal marina sin refinar.

¿Por qué hay algún motivo para seguir consumiendo sal común o de mesa?

Autor - Oscar Campillo

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